Del Amor a la Pasión

Hace años que Grisel conoció a Óscar, padre de sus dos hijos. Es una persona que actualmente tiene muchos conflictos. Pero todo se debe a un sin fin de circunstancias que tuvo que vivir a lo largo de su relación con su entonces esposa Paulina.

Él ha sido un hombre trabajador, responsable, alegre, divertido, inclusive buen conversador. Poseía un carisma que a todo el mundo lograba caerle perfectamente bien. Sin embargo, la situación en su hogar no siempre fue la mejor.

Su esposa lo acosaba, lo celaba, incluso haciéndole escenas en su trabajo. Él ya tenía un hijo con ella y ese era su motor para seguir con la relación, pero todo iba de mal en peor con los estados de ánimo de Paulina. Hasta que llegó el día en que ella se fue de la casa, llevándose tanto al niño como gran parte de los muebles y utensilios de la casa.

En ese entonces Grisel entró a trabajar a la empresa donde Óscar ya era subgerente. Desde que la vio, sintió una necesidad de estar con ella. La invitaba a salir, a comer, inclusive le decía si podía llevarla a su casa, a lo que ella siempre respondía con una negativa.

Él siempre la procuró, respetó y hasta tenía varios detalles. Le enseñó los tejes y manejes de la empresa, incluso algunos programas computacionales. Con el paso del tiempo hasta se volvieron confidentes. No pasó tanto tiempo para que ella se diera cuenta de que todo lo que pasaba con su esposa era verdad.

Al paso del tiempo Grisel comenzó a aceptar las comidas y salidas con él. Al darse cuenta de la separación de Óscar con Paulina, al poco tiempo decidió ser su pareja. No pasaron tantos meses en que ella se embarazó y decidieron vivir juntos.

***

Durante muchos años Grisel y Óscar vivieron al máximo su vida en pareja, no había nada que los pudiera separar. Se brindaban mucho amor, pero también la pasión fue creciendo más y más, aún con la llegada de su primer hijo. No había ocasión en que no tuvieran relaciones sexuales desenfrenadas, abiertas, sin inhibiciones.

Toda esa pasión formaba parte de una vida que parecía un sueño. Satisfacción total, erotismo en carne viva, una mujer complementada en su máximo esplendor y un hombre que podía cubrir todas las necesidades de su fiel amada.

La felicidad que emanaba este par de tortolitos era como salida de un cuento de hadas. Hasta el bebé que habían engendrado era la cereza en el pastel, quien daba aún más vida de grandes experiencias para esta hermosa familia.

Grisel cumplía como mujer en todas las áreas de su vida, trabajadora, excelente ama de casa, madre inigualable, siempre dispuesta y como esposa, fiel amante de su marido. ¿Qué más podía pedir un hombre como Óscar, si todo lo tenía resuelto con una adorable compañera?

***

Al pasar de los años, hubo momentos que marcaron la separación de Grisel y Óscar. Uno de ellos fue precisamente causado por una situación física que hacía sentirse incómoda a Gris. Comenzó a subir de peso y ya no se sentía atractiva.

Eso la hizo insegura de su cuerpo y al paso del tiempo se creó la idea de que ya no le gustaba más a su esposo. La intimidad dejo de ser prioridad y comenzó a rechazar a Óscar. A él nunca le importó esta situación, sin embargo, si fue un punto de quiebre entre los dos.

Ella ya no se sentía a gusto teniendo relaciones y su esposo recurrió a estimularse en soledad por carecer de una compañera con quien compartir su intimidad. Dentro de sus objetos que guardaba, aún conservaba unas viejas películas y revistas pornográficas que seguramente utilizaba al momento de la masturbación.

Se comenzaron a alejar, no había un punto en común, ya que parte de su complemento era ese desenfreno en su vida sexual. Al irse alejando ella se sentía olvidada, sin embargo, esa misma soledad la orillo a comunicarse con un viejo amigo, quien toda su vida estuvo enamorado de ella. Él consolaba de alguna forma la soledad de Grisel, inclusive al grado de insinuarle que vivieran juntos con su bebé.

Ella por supuesto que lo rechazaba de una forma sutil. Dentro de esas conversaciones llegaron a platicar de tener hijos, pero ella sólo pensaba en procrear, si es que así lo decidía, con su esposo amado.

A pesar de las circunstancias Grisel nunca dejó de amar a Óscar y tuvieron a su segundo hijo, en esta ocasión una hermosa niña que vendría a calmar un poco las cosas entre la pareja.

Sin embargo, unos meses antes Óscar había descubierto la conversación que Grisel sostuvo con aquel enamorado, hasta el grado de llegar a dudar de la paternidad de su hija, lo que a Grisel le causó mucha molestia. Ella le solicitó una prueba de paternidad y si resultaba ser su hija, le prometió abandonarlo por completo por el simple hecho de dudar de su amor.

Fue así como la relación se fue quebrantando hasta el grado de la separación. Decayó el amor y las circunstancias familiares tuvieron que cambiar a la llegada de Diana, uno de los más profundos amores de Grisel.

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