El profesor de Literatura
Tiene esposa y una hija. Es una persona dedicada a su familia y a su trabajo, sin embargo, siente que eso no lo llena del todo, ya que tiene conflictos con su esposa y realmente no comparte mucho de su actividad personal y social con ella. Además de que ella no le ayuda económicamente y por todo le causa conflicto en casa.
Al intentar ser una persona que funcione dentro de su entorno profesional, se enfrenta a los tiempos de la rutina diaria, a tener que correr de un lado a otro y generar dinero para su familia. Prácticamente todo lo que gana se le va en los gastos diarios y nunca le queda tiempo para el esparcimiento y el descanso.
Está perdiendo el amor por su esposa, aunque no por su hija, quien es lo que lo motiva a seguir adelante y no dejarse vencer por la cotidianidad. Sacrifica su amor propio y libertad por atesorar la familia que nunca ha tenido.
***
Daniel en su camino a la universidad va leyendo un libro del afamado escritor J. J. Benítez, 'Caballo de Troya'. Está maravillado por este primer tomo que hace referencia a los últimos días de Jesucristo antes de su crucifixión. Suele utilizar el transporte colectivo metro, ya que el tráfico de la ciudad le impediría llegar temprano a sus clases.
Está a punto de recibir a un nuevo grupo para el curso de Redacción y ortografía. Llega a la universidad y se encuentra con Iván, su mejor amigo, además de colega de la Facultad de Filosofía y Letras.
-Hola
hermano, ¿Cómo estás?
-Muy
bien, pero algo retrasado, estuve investigando sobre algunos tecnicismos para
mi clase de lingüística y apenas llegaré.
-No te entretengo más para que le apures. Yo estoy en tiempo para el curso que te había mencionado impartiré. Nos vemos al rato. ¡Ciao!
Al ingresar por los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas se percató de una mujer que destacaba de las demás por su alta estatura. No le dio tanta importancia. Hizo una escala al baño y se dirigió al salón 204.
Ahí ya le esperaban los estudiantes que tomarían su curso. Se presentó y al voltear la mirada, la vio fijamente a los ojos, era la misma chica del pasillo. Había algo en su mirada, en su cabello ondulado y en aquellos labios tan delicados, que por un momento lo hizo trastabillar.
Al instante los alumnos rieron y al incorporarse, se disculpó. Al solicitarles que se fueran presentando uno por uno y dijeran sus gustos, por fin supo cómo se llamaba y cuál era su objetivo en la vida.
-Mi nombre es Grisel Rubido, tengo 40 años y me gusta mucho la literatura y el arte. Me fascina el cine francés y deseo aprender mucho en este curso.
Una
sonrisa mutua los dejó encantados hasta el momento en que otro estudiante se
levantó para presentarse como todos los demás.
Ese fue el primer encuentro de muchos más, que sin saberlo iban a emprender.
***
Transcurrido el curso, Daniel cada vez más se iba maravillando con la belleza de Grisel. No entendía lo que estaba pasando. Ella se mostraba con mucha inteligencia, demasiada capacidad de análisis, reflexión y hablaba de temas tan interesantes como si ella fuera la misma docente de la clase.
El joven escritor no sabía cómo una mujer de menos edad que él podía tenerlo tan impresionado, era algo que en su vida pudo imaginar.
-A ver muchachos, les voy a dar mi correo y teléfono por cualquier cosa que necesiten resolver del curso o cualquier trámite en los que yo los pueda guiar. Sólo les pido que no me manden mensajes a deshoras.
- ¿Le podemos escribir por la mañana?
Preguntó Grisel
-Sí,
claro, aunque no prometo contestarles de inmediato. Siempre contesto, pero
tengan paciencia.
-Claro y nosotras tenemos su tiempo, con tantas cosas que también tenemos qué hacer.
Comentó con Viridiana en voz baja.
Daniel alcanzó a escuchar y moviendo la cabeza en negación, sólo sonrió.
Al
regresar a casa no podía dejar de pensar en aquella mujer tan inteligente y
llena de vida. Hacía mucho que no escribía poesía y sin embargo, esa noche rumbo
a su hogar la retomó. Desde entonces comenzó a llenar sus estados de su cuenta
en WhatsApp de bellas y a la vez atormentadas palabras.
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